Duesenberg J y JS

Los modelos J y JS de Duesenberg fueron el resultado de un magnífico trabajo de ingeniería en la historia americana del motor durante el periodo de entreguerras gracias, sobre todo,
a que no se pensó para nada en los costes de producción. Fue, y sigue siendo, un verdadero milagro que un coche tan caro y llamativo se vendiera sin dificultad mientras duró el abismo de la Gran Depresión. La mayoría de estos coches han sobrevivido hasta nuestros días. La labor de ingeniería de este automóvil, el indiscutible «Rey de los Clásicos», corrió a cargo de Fred Duesenberg, cuya com­pañía era propiedad de E. L. Cord. Las órdenes de Cord eran muy sencillas: quería que fuese el mejor coche y el más rápido del mundo. Cord deseaba ser capaz de vender un coche tan extra­ordinario como un Bugatti Royale y tan admirado como un Rolls­Royce. Duesenberg, por tanto, desarrolló y montó un flamante motor, prácticamente sin igual, en un bastidor convencional en el que se podían elegir largas -y larguísimas- batallas (362 cm o 390 cm).

El anterior propulsor de Duesenberg (el Modelo A) había su­puesto un gran avance en su momento, por lo tanto, la nueva unidad debería ser excepcional. Consecuentemente Fred Due­senberg creó un motor de 6,9 litros de cilindrada, un coloso con doble árbol de levas en cabeza y cuatro válvulas por cilindro, ca­paz de entregar 200 cv en su versión más dócil y 400 cv en el SJ (S = Sobrealimentado). Incluso el modelo basíco, podía al­canzar 177 km/h Y el SJ lo tenía todo para superar los 190 km/h e incluso llegar a los 200 km/h.

Estatuilla



Las carrocerías, realizadas por los mejores carroceros de Amé­rica, eran prodigiosas; ningún otro fabricante consiguió igua­larlas. No podía ser de otra manera: en 1928, cuando apareció el coche, sólo el bastidor de un modelo J costaba 8.500 $ (a par­tir de 1932 subió a 9.500), mientras que los precios de los co­ches listos para circular rondaban los 15.000 $ -prácticamente el doble de lo que costaba un «vulgar» Cadillac equipado con motor V16.

La carrocería típica de un Duesenberg incluía un altivo ra­diador, con un sospechoso parecido al de un WO. Bentley, y dos ruedas de repuesto alojadas en sendas bolsas sobre las aletas de las ruedas delanteras. Las llantas de radios eran las habituales y el capó del motor era tan suntuosamente largo y alto que estar dotado de una elevada estatura era una gran baza para poder con­ducirlos.



Algunos modelos se montaron con carrocería del tipo sedán aunque la mayoría fueron cupés descapotables maravillosamente equipados. Desde luego, por el precio al que se vendían, Due­senberg podía mostrarse complaciente atendiendo los deseos que realizaban sus ricos y exclusivos clientes sobre el tipo de carro­cería que solicitaban. En algunos, se montaba un tercer asiento plegable en la parte trasera y un angosto habitáculo para los pa­sajeros; en otros, el estilo era totalmente abierto y un puñado de ellos tenía un elegante aire roadster.

Vista de un Duesenberg J Murphy Torpedo de 1931



Las conocidas estrellas de Hollywood Clark Gable y Gary Coo­per encargaron sendos SSJ de bastidor corto con carrocería roads­ter. Se vendieron treinta y seis SJ. Cuando se acercaba el final de la producción, se habían comercializado unas pocas unida­des del modelo J pero los ejemplares del J original seguían siendo los más numerosos.

Duesenberg J Bohman & Schwartz de 1929



Fte imagenes: Flickr