John Storrs

John Storrs se desplazaba libremente entre el arte figurativo y el abstracto, y sacaba sus motivos 10 mismo de la iconografía clásica que de estilos del siglo xx: cubismo, estilo moderno francés y estética maquinista.

Storrs empezó su carrera en 1920 con una exposición individual en la Folson Gallery de Nueva York. Con un estilo francamente no representativo, exploró la simplificación de la forma en planos y volúmenes. En un caso, hizo uso de superficies faceta das para conseguir una gama de efectos cubistas de luz y sombra a la manera de Picasso, Gris y Laurens; en otro redujo la masa a sus componentes geométricos básicos; en otro partió de su creencia de que la arquitectura y la escultura eran interdependientes. Durante los años veinte, Storrs creó una serie de obras perfectamente arquitectónicas inspiradas en los rascacielos, entre las cuales estaban Forms in Space No. 1 y Study in Forms. Junto a su interés por la arquitectura, surgió una fascinación creciente por el arte industrial. En varias obras posteriores utilizó piezas de má¬quina como tema. En 1928, Storrs creó una figura de Ceres para la cima del edificio del Chicago Board of Trade. De todas sus piezas, ésta es la que mejor capta el espíritu moderno. Transformó los rasgos de la diosa de la cosecha en una forma grácil de nueve metros de altura, reducida a los elementos visibles desde la calle.

La obra de Storrs es un ejemplo de la influencia de la arquitectura en la expresión arquitectónica moderna de los EE. UU. La llegada del rascacielos dio al escultor de vanguardia un nuevo vehículo para su arte. Los arquitectos rechazaron la tradicional decoración remilgada, y reclamaron imágenes y formas nuevas para acentuar sus altos edificios. Se analizó la interrelación de escultura y arquitectura, y se discutió sobre su función y relevancia. El papel de la escultura había de consistir en suavizar las separaciones bruscas entre las diversas partes de un edificio. Varios escultores respondieron imaginativarnente a esta tarea, muy en especial René Paul Charnbellan y Lee Lawrie, quienes desplegaron una mezcla dinámica de modernidad en sus obras para el Rockefeller Center.